El paisajista premiado internacionalmente, propone proyectar jardines con vocación de permanencia y conexión con el patrimonio arquitectónico. España alberga jardines históricos de enorme valor cultural que requieren más inversión y atención especializada para garantizar su conservación. Supone un reto y una necesidad de sensibilización para que no se pierda este patrimonio y pueda ser autosostenible.
Fernando Pozuelo Unique Landscapes reivindica el valor del paisajismo como parte esencial del patrimonio cultural, proponiendo una visión que combina arte, sostenibilidad y memoria histórica. El estudio defiende la necesidad de proyectar jardines con vocación de permanencia, capaces de dialogar con su entorno arquitectónico y de perdurar en el tiempo.
En un momento de creciente interés por la restauración del patrimonio natural, Fernando Pozuelo subraya que los entornos naturales históricos representan una parte esencial del patrimonio cultural, y su cuidado debe ser una prioridad compartida por instituciones, propietarios y sociedad. "Los paisajes no son un lujo, sino una expresión de nuestra identidad cultural. Un jardín diseñado con sensibilidad puede perdurar siglos y convertirse en un legado emocional, espiritual y estético para las futuras generaciones", afirma.
Aunque España cuenta con ejemplos de jardines históricos de gran valor como los del Palacio Real de Aranjuez, La Granja de San Ildefonso o el Generalife de Granada, Fernando Pozuelo señala que aún queda camino por recorrer respecto a países como Francia, Reino Unido o Italia, donde reciben un mayor nivel de inversión y protección. "Necesitamos dedicar más recursos técnicos y financieros a la restauración paisajística. Todo lugar histórico es una narrativa viva que merece ser contada y conservada", explica.
Se reconoce que un jardín legado no es solo una obra vegetal, sino una historia viva, con vocación de permanencia. Lugares como los claustros-jardín del Parador de Santiago o el de Chinchón representan esa fusión entre espiritualidad, arquitectura y naturaleza que tanto valor añade al patrimonio colectivo. De hecho, uno de los ejemplos más inspiradores de transformación es la Plaza de España de Sevilla. Años atrás, se encontraba en un estado de abandono que evocaba decadencia. Sin embargo, tras un proceso de restauración integral, hoy es símbolo de la ciudad y epicentro de nuevas historias: bodas, cine, paseos, cultura y turismo.
Estos espacios, una vez recuperados, se convierten en generadores de valor emocional, turístico y económico.
Paisajes testigo de la historia y generadores de futuro
Desde Fernando Pozuelo Unique Landscapes se defiende que crear un jardín es también contar una historia. Por eso, sus proyectos integran elementos simbólicos, especies longevas y diseño sensible al contexto histórico. "La restauración paisajística debe abordarse con rigor técnico y sensibilidad narrativa. Implica estudiar especies originales, estructuras históricas, usos antiguos del espacio y adaptarlos a las necesidades del presente", apunta el paisajista. De hecho, el sector defiende cada vez más la necesidad de conservar estos espacios como legados colectivos y familiares.
El estudio propone una visión integradora de los espacios exteriores como parte del entorno arquitectónico, ya sea en palacios, castillos, conventos, museos o fincas privadas. "La relación entre el entorno natural y el edificio es esencial: uno realza al otro. Su gestión debe hacerse con criterios de sostenibilidad, respeto histórico y sensibilidad artística". En este sentido, defiende que los paisajes históricos pueden ser también motores de sostenibilidad económica, al generar ingresos mediante visitas guiadas, eventos culturales, colaboraciones educativas o actividades turísticas. Un jardín restaurado puede convertirse en un centro cultural, un foco de atracción turística o incluso generador de empleo verde. "Hay ejemplos exitosos en Europa donde los entornos naturales contribuyen al mantenimiento del propio patrimonio, sin perder su esencia".
Un legado familiar con proyección pública
El paisajista también hace un llamado a las familias y propietarios privados a pensar en sus jardines como un legado. "Muchos paisajes que hoy forman parte del dominio público empezaron como iniciativas privadas. Pensar en un jardín como legado es también una forma de proyectar valores, identidad y responsabilidad intergeneracional".
En su trabajo, Fernando Pozuelo incorpora esta filosofía a través de diseños paisajísticos que combinan elementos simbólicos, sostenibilidad ambiental y belleza duradera. "Un jardín puede ser el espacio donde una familia se reconoce, donde una institución comunica sus valores o donde una ciudad encuentra su memoria".
Diseñar con visión de futuro
Entre las claves para un paisaje que aspire a ser legado, el estudio destaca:
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